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Psicología

El origen de Vivir Adrede

Después de disfrutar de unos días de descanso laboral, no tanto de los procesos vitales que ni en verano cesan, me doy cuenta, ¡qué importante los “darse cuenta”!, de que me apetece contarte el principio de este proyecto: el origen del nombre de “Vivir Adrede”.

El día está comenzando y con una café disfruto de los primeros rayos de sol sentada en mi terraza. Escucho a los pájaros despertar en la copa de los árboles que rodean la casa y reflexiono sobre cómo me gustaría comenzar…

¿Por qué Vivir Adrede? ¿qué simboliza?

¿Es este “Vivir Adrede” un mandato para la felicidad?, ¿acaso uno que venga a traer culpa sobre la sensación, siempre permanente en casi todos nosotros, de que nos estamos perdiendo algo o desaprovechando las oportunidades de la vida?

Quiero aclararos, y quizá aclararme a mí también, que Vivir Adrede no tiene nada que ver con esto. No es sinónimo de un proceder siempre eficaz y acertado. No es sinónimo de un estado permanente de felicidad ni de la búsqueda del mismo.

La capacidad de adaptarnos nos recuerda que hacemos lo que podemos en cada momento con los recursos que tenemos

Vivir Adrede es Vivir desde la Consciencia del momento presente, es abrazar la realidad con la amorosidad y la compasión de saber que todos hacemos lo que podemos con los recursos que tenemos en cada momento. Con esta realidad y este mundo, a ratos complejo, a ratos cruel.

Te animo a leer el post sobre Ítaca para conocer lo que simboliza la atención consciente en cada experiencia vivida. (Puedes leer este gran poema aquí: https://viviradrede.com/itaca/). Porque no es lo mismo vivir, que estar vivo.

Vivir Adrede habla de saber que estamos vivos, de querer recordarlo, respirando, y que esto puede dejar de producirse en cualquier momento, con nosotros y con todos aquellos que conocemos y que consideramos tan parte nuestra.

Vivir Adrede, Vivir queriendo vivir

Queriendo tener la lucidez suficiente para saber que siempre hay dos opciones, abrirse a la experiencia o negarse a vivirla. Abrirse al flujo de la vida o luchar perdiendo las energías contra la misma.

Y esto no significa que siempre se disponga de la lucidez, ni de las ganas suficientes, ni de una actitud estoica ni valiente, ni siquiera de disponer abierto el baúl de la positividad y la confianza para transitar los procesos vitales difíciles.

Porque a veces, toca experimentar momentos de oscuridad, de confusión, de desasosiego, de rabia, de desesperación. A veces también de negar la vida, pero todos estos momentos, si son vividos desde la absoluta certeza de que son parte del camino, modifica la visión de la experiencia.

Vivir los detalles pequeños

Vivir Adrede te habla de los pequeños detalles, de los pequeños placeres que siempre se encuentran disponibles: el canto de un pájaro, un vaso de agua fresca, una rica comida hecha con amor, la mirada de ese Ser que te quiere, la ilusión de los sueños por cumplir… Pequeñas cosas que le devuelven el sentido a este vivir, que a veces, parece carecer del mismo.

Este es un llamado a recordar, a recordarme que, Vivir Adrede nada tiene que ver con el mandato de “hacer las cosas bien”, sino de hacerlas, como puedas, como la situación y tu cuerpo te lo permitan. Con el corazón abierto a la experiencia, sin exigencias.

Todo lo que siento, todo lo que aparece en mi campo de experiencia, todo es válido y necesario en mi proceso, aunque a veces no lo entienda o lo olvide. En el tuyo también.

En mi corazón, el nombre de Vivir Adrede, el cual después descubrí que comparte título con un libro de Mario Benedetti, llegó a mí buscando sintetizar cómo entiendo este transitar que es la vida. Como entiendo que es el acompañamiento que realizo a otras personas en terapia.

Porque la vida es eso, un transitar de procesos. Procesos que se cierran y que dan lugar a nuevos procesos. A veces procesos que se atascan y que nos producen sufrimiento, precisamente porque no nos abrimos a la experiencia de vivirlos.

Soy una acompañante de procesos, tengo el privilegio de poder hacerlo.

Ahora que por fin he descansado y he aprovechado la reconexión interna, vuelvo a estar disponible para acompañar.

Si necesitas ayuda para transitar tus procesos, escríbeme y agendaremos una sesión.

Con cariño, Verónica.

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